Cuando alguien no consigue sus objetivos dentro del plazo que le parecía razonable, suele ocurrir que busca justificar sus resultados argumentando que se debió a que el profesor no enseña todo lo que sabe…
Muy rara vez, de hecho llama la atención cuando ocurre, vemos una autocrítica objetiva, que se reconozcan las propias limitaciones porque todos las tenemos: podemos ser buenos para algunas cosas, pero no para otras y entonces es más cómodo, más fácil culpar al profesor de que nuestro avance y desarrollo no fuera el que esperábamos, aquél del que nos creíamos plenamente capaces. Pero cuidado, que al hacer eso estamos asumiendo una postura que de entrada es errónea, además de egocéntrica: creer que éramos capaces de aprender todo lo que el profesor sabe, o sea, lo que a él le ha tomado años y años de estudio, experiencia y oficio, yo podía aprenderlo en 6 meses…
No, no podías y nunca habrías podido porque no estás preparado para entender y aprender todo lo que tu profesor sabe, es así de simple, de ahí el ejemplo que pongo en el vídeo con la botella y las copas. Un profesor puede enseñar mucho, sí, pero al que puede aprenderlo porque si vas a tropezones con una farruca simple, jamás vas a entender el contenido estético y emocional de la granaína ¿me explico o todavía no?
Entonces, no culpar a los demás por aquello que nosotros no logramos, no sobrealimentar un ego que no justifica su tamaño con resultados concretos porque si bien es cierto que muchas veces el que toca bien no sabe enseñar, no es menos cierto que también muchas veces el que enseña bien no toca igualmente bien y en ambos casos a ti te falta mucho para estar en cualquiera de esas dos instancias, por eso estás estudiando, queriendo aprender lo que no sabes.
Ahora te invito a ver el vídeo adjunto.
Gracias por estar ahí.
Carlos Ledermann